La gripe es una infección vírica que cada año nos trae de cabeza cuando llega el invierno y las bajas temperaturas. En las personas mayores debemos prevenirla, ya que las consecuencias para ellas pueden ser mucho más graves y alarmantes por la edad y otros problemas de salud.
La propagación y el contagio del virus de la influenza se produce a través de secreciones respiratorias como la tos y estornudos que afectan a las vías respiratorias. Los síntomas pueden ser muy diversos pero los más comunes se manifiestan con dolores musculares y de cabeza, escalofríos, fiebre y malestar general que van remitiendo, normalmente, entre los 3 y 5 días con el tratamiento adecuado.
En las personas mayores este cuadro de la enfermedad puede agravarse y persistir varias semanas, pues su sistema inmune no está tan bien preparado y presenta un menor escudo a este tipo de virus, pudiendo empeorar, en el peor de los casos, derivando en neumonía y otra serie de complicaciones. Aquellos adultos mayores con enfermedades crónicas, cardíacas, renales… tienen mayor riesgo de contagiarse y con mayor rapidez.
Así mismo y ante esta situación de gripe, catarro y covid-19 que coinciden en su máximo en estas fechas, debemos prevenir al máximo y proteger a nuestros mayores para aislarlos lo posible del contacto con cualquier tipo de estas enfermedades respiratorias. Estos son los consejos que podemos seguir para prevenir el contagio.
¿Cómo podemos prevenir la gripe en los mayores?
- Vacunación: la vacuna sigue siendo el recurso principal para evitar la gripe en personas mayores. Desde la Organización Mundial de la Salud, recomiendan a los mayores de 65 años y aquellos que sufren enfermedades crónicas se la pongan.
- Evitar el contacto con personas ya enfermas: ya hemos podido comprobar como el virus de la gripe y coronavirus son altamente transmisibles y se propagan rápidamente de unas personas a otras. Debemos limitar los contactos al máximo con las personas enfermas y, sobre todo, mantener la distancia con las personas mayores.
- Mantener una higiene adecuada: el correcto lavado de manos con agua y jabón es un sencillo gesto, pero muy efectivo, para reducir la posibilidad de contagiarse. Evitar tocarse los ojos, nariz y boca sin haberse lavado las manos después de haber tocado superficies o haber estado en contacto con otras personas. Además, se recomienda taparse la boca y la nariz al toser y estornudar para evitar propagar así las gotículas que exhalamos.
Utilizar pañuelos desechables y tirar cada vez que se usen. - Ventilar la casa: debemos ventilar la estancia dónde se encuentra la persona mayor durante al menos 15 minutos diarios para renovar el aire.
- Alimentación saludable e hidratarse: seguir una dieta sana y equilibra es tan importante como mantener a los mayores hidratados a diario. Se recomienda alimentos de fácil digestión como frutas y verduras, alimentos ricos en vitamina C que ayuden a reforzar el sistema inmunitario, además de beber entre 1,5 y 2 litros de agua al día u otro tipo de bebidas que ayuden a diluir y expulsar los mocos.
Las personas mayores son más vulnerables ante cualquier enfermedad, por eso, ante los primeros síntomas de gripe contacte con su médico de cabecera. Si el estado empeorase, diríjase a urgencias para que puedan tratarle más detalladamente. Es en estos casos cuando la persona mayor puede presentar problemas para respirar, dolor torácico o abdominal, mareos y otros síntomas agudos de una gripe más complicada.
Si se encarga del cuidado de una persona mayor dependiente, tenga en cuenta que la gripe es un factor de riesgo para su salud. Es importante que preste atención a su salud.