A medida que envejecemos, a nuestro a sistema termorregulador le cuesta más adaptarse al cambio de temperaturas, ya sea el frío o el calor. La piel se vuelve más delgada y la llegada del frío, ahora sí, junto con la bajada considerable de las temperaturas produce un desequilibrio en las personas mayores cuya temperatura corporal no es la misma que la de un adulto.
Así, la temperatura corporal de una persona mayor puede estar entre los 33,5ºC y 35,5 ºC, y que en caso de bajar puede provocar una hipotermia o, hipertermia, cuando estos valores acusan una subida drástica. Tanto un extremo como el otro, son indicadores de que algo sucede, por lo que deberemos prestar atención y acudir a un profesional de la salud.
En estos momentos en los que nos encontramos, el frío en las personas mayores puede provocar que su temperatura corporal baje como consecuencia de la exposición a las bajas temperaturas, aunque también puede producirse por otros factores, tales como padecer diabetes o hipotiroidismo, el consumo de alcohol y determinadas sustancias o alguna infección. Los síntomas de una hipotermia pueden ser:
- Dificultad y rigidez a la hora de realizar movimientos
- Confusión y pérdida de memoria
- Puede ocasionar el mal funcionamiento de algunos órganos
- El cuerpo es incapaz de regular la temperatura
- Pulso débil
- Somnolencia
Cuando las temperaturas son bajas, el organismo pierde calor y hace que los vasos sanguíneos se contraigan, por lo que el corazón tiene bombear más sangre produciéndose un aumento de la presión arterial. Además, las personas con artrosis tienden a verse más afectados. Estas circunstancias incrementan la sensación de frio en las personas mayores y poder darse casos leves de hipotermia sin necesidad de llegar a extremos o estar a la intemperie.
Recomendaciones para combatir el frío las personas mayores
En la época más fría, es recomendable llevar a cabo una serie de actuaciones para que los ancianos no sufran las consecuencias de las bajas temperaturas. Estos son algunos consejos que podemos seguir:
- Ventilar la vivienda: hacerlos 10 minutos en las horas de más calor. Con este tiempo basta para que la vivienda adapte una temperatura acorde a la de la calle y el cambio al salir no sea tan brusco.
- Salir en horas de más calor: aprovechar las horas de la mañana cuando la temperatura no es tan fría para pasear y hacer los recados. Llevar las manos y la cara bien abrigados.
- Dieta saludable y nutritiva: aprovechar el consumo de sopas y caldos calientes para combatir el frío. Alimentos como legumbres, carnes, pescados o frutas, con alto contenido en vitamina C, necesaria para los huesos. Al haber menos luz solar, es importante el consumo de alimentos que proporcionen vitamina D.
- Abrigarse correctamente: usar prendas de abrigo para salir a la calle, prestando atención a la cabeza y los pies que son las partes del cuerpo por donde se pierde el calor. Uso de gorro, guantes y calzado aislante del frío y la lluvia.
- Mejor en compañía: En invierno, tenemos menos horas de sol y hace más frío, por lo que los mayores salen menos a la calle. Las visitas regulares y el acompañar a los mayores en su casa, son una opción muy beneficiosa para ellos. Además, pueden ir a centros de mayores o centros de día para disfrutar de la compañía de otros.
- Mantener la actividad física: realizar algún tipo de actividad diaria les ayudará a mantenerse activos también en esta época del año, aumentando la sensación de calor. Si es en exterior, hacerlo en las horas de más calor.
- Atención a los sistemas de calor en la vivienda: prestar especial atención a los braseros y calefactores ya que emiten gases perjudiciales para la salud, además de ocasionar siniestros más graves. Ventilar correctamente las estancias y no tapar con el riesgo de causar fuego.